Polémica en el XIX Salón del Manga
Ya ha finalizado el XIX Salón del Manga, y es un buen momento para hacer balance, especialmente en una edición como esta que ha estado marcada por la polémica por el tema de los accesos y las largas colas de aficionados cabreados y que en algunos casos han llegado a ser de cinco horas, y eso suponiendo que ya tuvieras la entrada adquirida con antelación.
Hace un par de años el Salón del Manga se trasladó del recinto del La Farga en Hospitalet, a Fira de Barcelona por que ya hacía años que tanto aficionados como profesionales se quejaban de que el local estaba totalmente saturado.
El año pasado se realizó en el Palacio 2 de Fira de Barcelona (17.000 metros cuadrados de exposición), y la cantidad de gente que asistió batió todos los récords con una asistencia récord de 112.000 personas. Este año, para seguir creciendo, el Salón aumentó su superficie a 35.000 metros cuadrados al añadir el Palacio 1 de Fira de Barcelona, y al final se calcula que habrán visitado la muestra 115.000 personas.
Una simple operación matemática nos dice que para más del doble de superficie únicamente se ha aumentado la asistencia en 3.000 personas, que son muchas personas, pero no más del aforo permitido a la vez en el nuevo palacio. Entonces, ¿por qué este año se han producido tantos problemas en los accesos?
Personalmente creo que la respuesta bebe de diversas fuentes, la principal de las cuales un amigo mío define como “…lo nuestro a la hora de montar grandes tinglados frikis es una cuestión de catetismo endémico”. Y en buena parte le doy toda la razón.
En el Palacio 2, el principal de este evento, el aforo máximo permitido es de algo menos de 6.000 personas, una cifra que, esgrimiendo motivos de seguridad, se ha querido respetar a toda costa, cosa que ha provocado situaciones tan “grotescas” como que después de conseguir pasar de la entrada al recinto, hubiera gente que se encontrara con una segunda cola de cómo mínimo 15-20 minutos si querían entrar en el Palacio 2.
Lo más surrealista de esta cola es que en numerosas ocasiones, podía saltarse simplemente entrando en el Palacio 1 y, sin ni detenerse a ver lo que había pasar al Palacio 2 por otra ruta (solo en una ocasión se puso también una barrera en este paso). Y mientras tanto, en el interior del Palacio 2 se podía pasar sin ningún aprieto, y en algunas zonas incluso se podía correr sin peligro de atropellar a alguien.
Y lo más significativo, en la zona de videojuegos, excepto quizás alguno bastante concreto, podías jugar sin ningún problema ni el agobio de haber gente esperando para jugar en cuanto soltaras la consola o el mando… y si te marchabas a ver otra cosa, al volver no tenías que esperar para volver a jugar.
Otro de los clásicos del Salón es ver a la gente sentada por todos los rincones leyendo sus recién adquiridos mangas, comiendo o, simplemente, descansando un rato, hasta tal punto que muchas veces era difícil encontrar un pequeño hueco en el que sentarte, generalmente en el suelo. En cambio este año podías encontrar un sitio con suma facilidad, incluso sentado en un banco o silla.
¿Cómo se explica pues estas aparentes contradicciones? Y aunque se asumiera que la situación interior sería esta ¿Por qué se pusieron tantas entradas a la venta?
Para contestar deberíamos volver al “catetismo endémico” de los organizadores de este tipo de eventos que solo buscan el beneficio económico máximo y que, a pesar de llevar muchos años organizando, no solo este, si no muchos eventos enfocados a este mismo tipo de “visitante”, parece que se niegan a aprender de la experiencia y se cierran a cualquier posible cambio para mejorar al experiencia del cliente (algo básico en cualquier negocio que se precie), pensando probablemente que los “frikis” estamos tan desesperados por tener eventos de este nivel que “tragamos” con todo lo que nos echen sin rechistar.
Pero analicemos las posibles causas. Es evidente que al doblar la superficie la organización pensó que podría doblar el número de gente que estuviera dentro del recinto en un mismo momento, motivo por el que también dobló el número de entradas (pasó de un único punto de acceso a dos).
Primer gran error, pues mientras que para acceder al Palacio 2, como ya he dicho anteriormente, en algunos momentos necesitabas hacer una segunda cola, el Palacio 1 estaba totalmente desaprovechado, con un aspecto desangelado y en el que podías oír hasta el eco de tus pasos.
En el Palacio 1 se reunían las demostraciones deportivas y el escenario. La verdad es que las exhibiciones tuvieron un cierto éxito, llegando a quedarse pequeñas durante las principales (como las diversas sesiones de sumo) las minúsculas gradas que se montaron, pero el resto estaba totalmente vacío.
Incluso el escenario principal, que en ediciones anteriores acababa tan abarrotado que mucha gente no podía acceder, en esta ocasión se perdía en la inmensidad del vacío (además de tener el volumen de los altavoces tan alto que junto con el resonar hacía daño a los oídos estar demasiado tiempo).
No puedo decir si sucedía lo mismo en los eventos principales como los concursos de cosplay, pues a la mayoría de ellos no pude asistir por estar trabajando en un stand, pero, por poner un solo ejemplo, la gran foto de la “marea pokémon” fue bastante triste. Había bastante gente, pero comparada con la capacidad posible parecían los pokémon que puedes ir encontrando entre la hierba alta.
Otro error muy probablemente no considerado por la organización es no saber ya que la mayoría de la gente que entra, ya no sale del recinto hasta que la obligan a irse por que se cierra el evento por ese día, y si salen, lo más probable es que quieran volver a entrar más tarde (aunque con las colas de este año, seguro que muchos se lo replantearon).
La consecuencia directa es que nos e deja entrar a más gente, mientras que la que sigue dentro ya he hecho buena parte de sus compras, cosa que afecta negativamente a los stands, que son en buena parte los que mantienen este tipo de evento.
Y por último querría comentar el aforo de los locales. No soy ningún experto y por tanto no se en función de qué se calcula el número de personas que pueden estar en el interior a la vez, pero seguro que no es en función de la actividad que se realice en el interior, pues las posibilidades de distribución del espacio son demasiado grandes como para poder hacer una aproximación.
Supongo que el factor determinante debe ser el número de salidas de emergencia, para evitar que sucedan embotellamientos de gente que acaben en desgracias como, por ejemplo, el caso Madrid Arena (con una densidad de gente como la que se puede encontrar en cualquier discoteca el Salón podría haber absorbido toda la demanda sin ningún problema).
La verdad es que puertas de emergencia marcadas no hay muchas, pero si tenemos en cuenta que las entradas para camiones estaban abiertas de par en par, creo que la evacuabilidad habría sido mucho mayor, y por tanto también habría sido posible un aumento del aforo.
Otro problema es la “velocidad” de entrada del público. Este año se habilitó una segunda entrada, pero aún así se entraba muy despacio, mientras que salir no era ningún problema, pues había como cinco o seis salidas posibles, con empleados muriéndose de aburrimiento por que apenas nadie salía por ellas.
Todos estos problemas se produjeron el viernes, y volvieron a repetirse el sábado, por lo que tarde y mal la organización decidió “paliar el problema” con una serie de medidas improvisadas que, personalmente, creo que no sirvieron para nada.
Se montó un escenario en la Plaça de l’Univers, donde la gente tenía que hacer la segunda cola para entrar al Palacio 2, con la intención de distraer a los que esperaban y dejar practicar el karaoke libre. Muy pocos, unos 50, decidieron aprovecharlo, y seguramente por que eran parte de un grupo de amigos que les guardaban su sitio en esta segunda cola, que no estaba la cosa como para perder ni una posición en la cola para entrar.
Otra de las medidas fue reembolsar el precio de la entrada a los que desistieran de entrar (pagando incluso la comisión del banco a aquellos que las hubieran adquirido de forma anticipada).
No se cuánta gente pudo llegar a enterarse de ello o de cómo lo comunicaron (quizás solo se lo dijeran a los que, indignados, fueron a protestar), pero en cualquier caso no sería demasiado consuelo para los numerosos visitantes que habían viajado hasta Barcelona para asistir un evento al que no pudieron ni entrar, teniendo para ello una serie de gastos, que este pequeño reembolso no podría compensarles.
Finalmente, en el último momento, se decidió que el domingo el Salón cerraría las puertas a las 21:00hr, como en los días anteriores, en vez de hacerlo a las 20:00hr, como estaba previsto. Evidentemente, una medida inútil, pues en esta hora adicional, a pesar de seguir habiendo público (de este que no se va hasta que lo echan), la verdad es que toda la actividad estaba parada, e incluso muchos de los stands empezaron a desmontar mucho antes de la nueva hora de cierre.
Ficomic ya está preparando la próxima edición, y se ha empezado a hablar de posibles soluciones para que estos problemas no se repitan. La que más suena es la de volver a trasladar el evento, esta vez a Fira2, en Hospitalet, que tiene más capacidad… Un gran error, si queréis mi opinión personal.
Es cierto que Fira2 es más grande, pero lo es por que tiene muchos más palacios interconectados, así que aunque la capacidad total sea mayor, si no se hace una buena distribución, volverá a repetirse el problema de que unos palacios estarán vacíos mientras que en otros se deberá hacer cola para entrar, a pesar de haber podido acceder ya al recinto.
Si lo único que se hace es aumentar la superficie de la muestra, deberá aumentarse también el número de expositores, o el precio de los stands, o las dos cosas, y después de un año en el que según algunos comentarios, muchos puestos han logrado apenas cubrir gastos, dudo que ninguna de las dos sean buenas opciones para conseguir cubrir más espacio con stands.
Ficomic también aduce que en este nuevo recinto se podrán gestionar de forma más eficaz las colas. La verdad es que la acumulación de gente ha provocado algunos problemas en Plaza España (había una isleta de paradas de autobuses que resultó en ocasiones tan invadida por la gente de la cola, que la Guardia Urbana tuvo que impedir el acceso a ella de los autobuses).
Personalmente creo que simplemente piensan que, en un sitio como Fira2, que no tiene tránsito ni actividad al margen de los eventos en el recinto ferial, las colas simplemente “no estorbarán”. Pero esto mismo obligará a los asistentes a depender para temas como la comida y la bebida de los establecimientos propios del recinto )o la sección de restauración japonesa, que este año ha vuelto a tener un gran éxito), que son extremadamente caros, acostumbrados a un público con un alto poder adquisitivo al que no le importan sus precios abusivos (amparados en buena parte por sus derechos de exclusividad).
Así, mientras que en todos los salones anteriores la gente podía salir, por ejemplo, a comer por un precio asequible por los alrededores, ahora esta opción será poco más que imposible.
Y por último, el mayor error de la opción de Fira2 es el transporte. Este recinto ferial es habitualmente utilizado por grandes ferias, como la de los móviles, a la que es habitual que muchos visitantes acudan en taxi, en coche particular o minivans fletadas por su empresa que acaban estacionadas en los parkings de la zona, o incluso con autobuses lanzadora que comunican el recinto ferial de Montjuich con Fira2, y que aunque pertenecen a la flota de autobuses de Barcelona, son fletados por los organizadores del correspondiente salón para que transporten gratuitamente a los visitantes entre estas dos localizaciones.
Ninguna de estas opciones creo que esté al alcance del público del Salón del Manga, por cuestiones económicas o por que estoy seguro que Ficomic ni tan solo se planteará poner el servicio de autobuses lanzadera al servicio del público (suficientes problemas había con el único autobús que comunicaba los diversos puntos en que se celebraban actos cuando el Salón se celebraba en La Farga, donde un pequeñísimo autobús que pasaba muy de tarde en tarde no era suficiente para una ínfima parte de la gente que hubiera querido utilizarlo).
Eso recude las posibilidades de transporte a algunos autobuses que no tienen una conectividad directa con el centro de Barcelona, y la parada de Ferrocarrils Catalans que comunican Plaça Espanya con la Fira, y que será totalmente incapaz de absorber todo el flujo de gente, ni siquiera si por un milagro Ficomic logra que se realice un refuerzo del servicio.