La Gran Muralla China (I)
Se considera comúnmente a la Gran Muralla China y los espacios vastos que alcanza, como uno de los lugares más extraños y misteriosos del planeta. Especialmente durante el invierno, esta monumental construcción despierta en sus visitantes y audaces exploradores un inquietante sentimiento de sublimidad alcanzada, que no pocos pueden tolerar. Parecería que la humanidad a veces puede, como en la Torre de Babel, alcanzar logros que solo le corresponden a la naturaleza, pero asimismo las consecuencias derivadas de ello son por completo desconocidas.
Delimitando el mundo
También conocida como Cháng Cheng, es decir, “Larga fortaleza” esta construcción es una ancestral fortificación edificada y modificada en su arquitectura, a lo largo de los siglos V al XVI. El objetivo principal que impulso su realización, fue el amparar los límites nórdicos del Imperio Chino, en especial de las feroces incursiones de los nómadas xiongnu procedentes de Manchuria y de Mongolia.
En ciertos momentos históricos alcanzó desde los bordes del territorio chino con Corea, hasta bien adentro del desierto del Gobi, cerca ya del sur de Mongolia. El total de su extensión llegó a ser entonces de 20,000 kilómetros, aunque en la actualidad, se calcula que solo se conserva un 30 por ciento de la Gran Muralla.