Historia de China XI. La Dinastía Ming
La inestabilidad en el norte durante los últimos siglos había trasladado el centro económico de China desde el valle del río Amarillo al del Yangtsé, a las ciudades de Nanjing, Suzhou y Hangzhou.
Cuando Zhu Yanzhang funda la dinastía Ming (1368-1644), estableció su capital en Nanjing, e instauró el sistema legal chino.
El tercer emplerador de la dinastía, Yongle, sin embargo, trasladó en 1402 la capital a su antigua sede, Beijing, posiblemente huyendo de las luchas dinásticas.
Esto será fatal al final de la dinastía, cuando el derrocamiento de los Ming por los campesinos ponga al alcance de los manchúes una desarmada capital del imperio.
Durante la dinastía Ming los contacto con el exterior se multiplican. En los primeros años del siglo XV, Zheng He, el más famoso navegante comanda siete flotas de numerosos navíos y miles de hombres que recorren el sureste asiático, la India, Persia, Arabia e incluso Africa Oriental.
Poco después, la presencia de misioneros y comerciantes se haría familiar en las ciudades costeras. Los emperadores Ming no veían con buenos ojos los deseos misioneros de penetrar al interior del país.
Pero la dinastía Ming estaba ya en sus peores momentos . Al gobierno despótico de los últimos emperadores se sumó una participación cada vez mayor de los eunucos en las intrigas de la corte -otra constante en la historia china- .
Para agravarlo, un levantamiento popular causado por la bancarrota tras las guerras para defender Corea de los japoneses y la hambruna en la provincia de Shaanxi ponía fin a los Ming en el año 1644.
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