La fabricación china de la seda
El proceso de fabricación de la seda, que los chinos llaman con orgullo ‘pequeño tesoro‘, fue un verdadero secreto de Estado que según la tradición, fue enseñado a los campesinos por el mítico emperador Amarillo, y que tardó mucho tiempo en ser divulgado fuera de las fronteras de China.
La seda es el resultado de un delicado proceso: la cría del gusano de seda, que necesita de unas reglas de cuidado muy escrupulosas.
En el origen de este tejido de brillo y suavidad incomparables está una gran oruga blancuzca con el nombre de Bombyx mori, cubierta por una especie de pelusa. Todo comienza al principio del verano, cuando la hembra mariposa pone en torno a 500 huevos amarillos que rápidamente se vuelven grises.
La primavera siguiente nacen los gusanos, que se alimentan con la hoja de morera blanca . Desde la Antiguedad, los criadores chinos de gusanos, provocaban artificialmente la eclosión, incubándolos en bolsitas que las mujeres guardaban junto al pecho.
Con el tiempo, el animal se pone a fabricar su capullo, cuyos 1.600 metros de hilo son segregados por sus dos glándulas sericígenas.
Entonces se escalda el capullo, para impedir que la mariposa lo agujeree al salir. Antes de inventarse ésta técnica, en la época de los Reinos Guerreros, se mataba a la mariposa perforando el capullo con una aguja.
Luego sólo queda devanar el capullo. En la China Antigua, esta operación se hacía agitando una rama de brezo en el lugar donde se lavaban los capullos. Tras utilizar las primeras ruecas manuales, se inventó el torno para enrrollar los hilos.
Y así, sólo queda tejerla en telares de la calidad tan extraordinaria como los que allí se producen.
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