Japón Otaku: Comiket
Este artículo es el primero de una serie que hemos denominado Japón Otaku en el que os iremos presentando sitios, eventos y curiosidades relacionadas directamente con el mundo otaku que todo aficionado querría conocer personalmente en una visita a Japón. Y para empezar esta serie os vamos a hablar del Comiket.
El Comic Market, o Comiket, que es como generalmente se le conoce, surgió en 1975 como un evento sobre fanzines, denominados doujinshis en Japón. Se celebra dos veces al año, en agosto y en diciembre, en el Tokyo Big Shight, que es un lugar muy habitual para este tipo de eventos, y es sin duda alguna el más importante del mundo en esta categoría tanto por el número de participantes como de público en general.
Al tratarse de un mercado de doujinshi, su objetivo primordial es la promoción y venta del material realizado por y para aficionados, aunque no se limita exclusivamente al material impreso, a pesar de ser el que mayor peso tiene, sino que también pueden encontrarse videojuegos, merchandising, fanart, etc., y en la mayor parte de ocasiones como versiones paródicas de mangas y animes profesionales, cosa que se ha visto favorecida por la filosofía del Comiket de permitir una total libertad de expresión (aunque en la edición de diciembre pasado, por motivos de seguridad, una gran parte del espacio quedó vacío cuando se anularon las inscripciones de doujinshis relacionados con el manga Kuroro no Basket, como ya os informamos anteriormente).
En Japón el mundo profesional y amateur no se consideran antagónicos, por lo que es habitual que incluso los mangakas profesionales participen, aunque deben hacerlo con material producido por ellos mismos, y no por las editoriales para las que trabajan. Así, muchos mangakas son a la vez dibujantes de dounjinshis, y muchos mangakas actuales surgieron de la cantera de artistas que ha ido produciendo el Comiket (Clamp, Yun Koga, Minami Ozaki, por poner solo algunos ejemplos).
El mercado de venta del doujinshi, a pesar de lo que se podría pensar en un país tan estricto con las leyes del copyright como es Japón, está plenamente aceptado y asimilado, e incluso importantes cadenas de material manga como Mandarake o K-books tienen secciones de dimensiones considerables (e incluso tiendas exclusivas) dedicadas exclusivamente a este tipo de productos.