La sabiduría de las fábulas chinas (I)
Ser sabio en China era poder percibir la complejidad de lo real por medio de la más sencilla de las intuiciones. Esta facultad tan valiosa se hizo patente en el cultivo de las fabulas, cuya fácil penetración entre los habitantes de las antiguas comunidades, la torno en un vehículo adecuado para la transmisión de las filosofías imperantes, como el Taoísmo, o el Confucianismo. Veamos cual es la enseñanza de la siguiente fábula, cuya autoría corresponde a Lie Zi.
La sospecha
Hubo quien extravió un hacha, y de inmediato tuvo la certeza de que el responsable había sido el vástago de un vecino. De tal suerte que estudió detenidamente los movimientos del joven y le pareció similar a la de un ladrón; analizó la manera de expresarse de este muchacho, y la escucho idéntica a la de un ladrón. A final de cuentas, cada uno de los detalles característicos del hijo de su vecino, le confirmaba como el responsable de la desaparición de su hacha. Sin embargo, a la postre encontró su herramienta perdida, en una hondonada. Desde ese momento, todos los gestos y actitudes del hijo de su vecino le parecieron por completo distintos a los de un ladrón.
Lie Zi parece comunicarnos en esta breve historia que la realidad se conforma, en gran medida, de nuestros juicios, por eso la responsabilidad que debemos tener con respecto a ellos debe ser igual de grande.
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