La Leyenda de Tangun
Diversos vestigios nos hablan acerca de la ocupación, en tiempos inmemoriales, de los territorios coreanos por parte de comunidades nómadas procedentes de Manchuria y de la helada Siberia. Tales tribus construyeron, en ese pasado lejano, las raíces antropológicas de los habitantes actuales de la península.
No obstante, las nociones míticas que los coreanos tienen de su propia procedencia resultan por completo singulares y hasta fascinantes. Una de estas tradiciones nos habla acerca del legendario emperador Tangun. Veamos de qué trata este ciclo.
De cuna divina
Según se cuenta, Hwanung , criatura celestial, le confiesa a su padre el anhelo de habitar en la tierra. Por lo tanto, el poderoso Hwanin escoge el Monte t’aebaek, en una región de la actual Corea del Norte, para erigir allí la morada de su vástago.
Así entonces, ya como Hwanung, el hijo desciende al ámbito terrenal con un séquito de trescientos acompañantes para declararse el monarca absoluto del mundo. Y en efecto, logra reinar con suma paz y prosperidad apoyado por sus tres honorables ministros: el Conde del Viento, el Maestro de la Lluvia y el Maestro de las Nubes.
El salvaje sueño de lo humano
En cierta ocasión un par de animales: un tigre y un oso, le participaron a Hwanung su deseo de transformarse en humanos. Consintiendo en ello, Hwanung les entrega una veintena de ajos y varios racimos de la hierba artemisa, conminándoles además, a que se enclaustren en sus madrigueras durante cien días, evitando por completo el contacto del sol.
Siguiendo estas instrucciones se verán concretados sus afanes. Pero el tigre no respetó el tiempo de espera, por el hambre que sentía, y escapó a la floresta. El oso en cambio sí lo hizo, y como recompensa de su prolongado cautiverio, se transformó en mujer, el ser más bello de la creación.
El nacimiento de Tangun
Luego de su metamorfosis, el oso/mujer, símbolo de la templanza, quiso tener un hijo, y por lo consiguiente, le hizo una plegaria a un árbol de sándalo. Al escucharla, conmovido, Hwanung resuelve desposarla.
De su unión nació Tangun, emperador del sándalo y primer ser humano que tuvo en su poder el señorío de Choson, la hermosa “tierra de las mañanas calmas”, la Corea de nuestros días: naciente de magia y misticismo.
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