Las princesas que robaron la seda a China
Numerosos escritos relatan, la cantidad de artimañas que desplegaron los extranjeros para intentar arrebatar a los chinos el secreto de la seda.
Esta historia, está extraída de un texto de época Tang que fue encontrado en una biblioteca del oasis de Dunhuang:
“Era la época en las que, en el reino de Yutian, las sedas preciosas procedentes de China valían su peso en oro.
Este reino producía un jade muy hermoso, pero su rey veía como los filones de esta piedra se agotaban a causa de su trueque por retales de este tejido precioso que hacía perder la cabeza a las mujeres.
Yuchimu, el gran chambelán del rey de Yutian, sugirió a este último que mandara a buscar a China semillas de morera y huevos de gusanos de seda.
-Señor, pedid la mano de una princesa china, y os traerá, como le ocurrió el rey de los wusun, semillas de morera y huevos de gusanos de seda. Si esto sucede, sólo tendréis que traer a un buen artesano y tendremos la partida ganada, mi rey…
-¿Pero cómo podrá hacer eso la princesa?
-¡Muy fácil! Esconderá las semillas y los diminutos huevos en el interior de su blusa, de forma que nadie pueda verlos.
La siguiente tarea de Yuchimu fue convencer a una princesa china para que obrara de este modo, lo que acabó consiguiendo .
La bella dama aceptó esconder dentro de su tocado los huevos de gusanos de seda, mientras que las hojas de morera las guardó en su botiquín, junto con otras plantas medicinales..
Un mes más tarde, el rey de Yutian recibía a la princesa, una de cuyas acompañantes era, ni más ni menos que un magnífico artesano disfrazado de mujer.
De este modo, la fabricación de seda emigró fuera de China, y desde entonces, en Khotan, la “princesa de la seda” es considerada una verdadera divinidad”
En un pequeño templo de Dandanoilik, al este de Khotan, el arqueólogo inglés sir Aurel Stein descubrió un fresco que representaba a una bella dama de redondos pómulos sujetando una cesta llena de capullos.
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